Dos citas sobre las palabras y las lenguas.

“Las palabras – así las imagino a menudo – son casitas con su sótano y su desván. El sentido común habita en la planta baja, siempre dispuesto al “comercio exterior”, de tú a tú con el vecino, con ese transeúnte que no es nunca un soñador. Subir la escalera en la casa de la palabra es, de peldaño en peldaño, abstraerse. Bajar al sótano es soñar, es perderse en los lejanos corredores de una etimología incierta, es buscar en las palabras tesoros perdidos. Subir y bajar en las palabras mismas es la vida del poeta. Subir demasiado alto, descender demasiado bajo, son cosas permitidas al poeta que une lo terrestre y lo aéreo. ¿Sólo el filósofo será condenado por sus semejantes a vivir siempre en la planta baja?”

Gaston Bachelard, La Poética del Espacio, Paris, 1957

 

… las palabras que sirven de apoyo al pensamiento deben de ser empleadas en todas las posiciones posibles, en las frases más variadas; hay que darles la vuelta y volver a darles la vuelta sobre todas sus caras, con la esperanza de que salte una chispa, palparlas y auscultar su sonoridad para percibir el secreto de su sentido; ¿acaso las asonancias y resonancias de las palabras no son una virtud que inspira?

Vladimir Jankélévitch, En algún lugar de lo inacabado, Paris, 1978